Opiniones encontradas entre los docentes.
Si tienes más de treinta años entonces muy probablemente hayas cursado tus estudios de secundaria sin que los dispositivos electrónicos y los móviles marcaran una diferencia. Y leyendo este blog te preguntarás si de verdad son necesarios en las aulas.
El uso de ordenadores del centro educativo como herramienta de apoyo en clase en un ambiente controlado (es decir, con restricciones que impidan el acceso a páginas de contenido no adecuado) parece no plantear demasiados problemas y la relevancia del uso de esta tecnología no suele ser puesta en entredicho. Pero… ¿qué pasa con otros dispositivos electrónicos como los smartphones? ¿Son beneficiosos en las escuelas e institutos?
Pues, al parecer, más profesores y futuros docentes de lo que esperaba piensan que lo son. Un buen ejemplo lo encontramos en el blog de átomo neutral en el que se destacan algunas de las ventajas del uso de móviles en las clases. Sin embargo otros docentes opinan lo contrario, e incluso hay países que ya cuentan con legislación específica prohibiendo el uso de los móviles en las escuelas -salvo para fines didácticos- como es el caso de Francia.
No dudo de las ventajas que tiene el aprendizaje a través de las nuevas tecnologías, pero creo que en el caso de niños y adolescentes se debe poder tener control sobre el dispositivo, por lo que, el uso de teléfonos móviles particulares por parte de los alumnos, en mi opinión, puede llegar a presentar más inconvenientes que ventajas como elemento pedagógico.
Lo primero que tenemos que considerar es que no podemos controlar lo que sucede en el dispositivo del alumno en paralelo a la actividad que estamos intentando desarrollar, lo que muy probablemente repercute en la atención que se presta a la clase. Por otro lado, la heterogeneidad del alumnado de una clase puede desatar conflictos y desigualdades derivados del uso de smartphones de distinta gama. Algo más improbable hoy en día, pero no imposible, es que los propios padres o tutores no autoricen a los alumnos a tener o usar smartphones. Pero sin duda el factor más importante en contra del uso del móvil en clase es la dependencia que los niños y adolescentes muestran por este tipo de dispositivos.
El nuevo plan de adicciones del 2017-2021 de la ciudad de Madrid incluye el abuso de las nuevas tecnologías por parte de adolescentes. Y no son más esperanzadores los datos obtenidos por los estudios “Uso y abuso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación por adolescentes. Un estudio representativo de la Ciudad de Madrid” y “Utilización de Internet y dependencia a teléfonos móviles en adolescentes”. Entonces, ¿por qué potenciar aún más esta dependencia dentro de las aulas? ¿Por qué no convertir las clases en un lugar de desconexión digital en el que los alumnos puedan aprender que también hay un mundo más allá de sus smartphones?
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